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  • Foto del escritorF. E. Lizana A.

Venciendo los MIEDOS

“No temerás el terror nocturno…” (Salmo 91:5).

Todos los días es- tamos lidiando con nuestras emociones. De todas ellas, una de las más poderosas es el miedo, que puede in- movilizarnos. Hay personas que sufren de terror nocturno, que es una alteración del sueño que parece una pesadilla pero cargada de imágenes y sensaciones de miedo mucho más dramáticas.

Agencias productoras de miedo

En 1984, Hollywood comenzó a desarrollar la saga de horror, con la película “Pesadilla en la calle del infierno”, tuvo tanto éxito, que tuvimos; Pesadilla 1, Pesadilla 2, Pesadilla 3 y así hasta la Pesadilla 7. Y así se instaló y filtró en las mentes de millones de personas, el temor y terror. La más reciente película “El Conjuro”, según la crónica especializada, dice que es lo mejor del terror en los últimos años.


Las películas y serial de “Crepúsculo”, que es una novela romántica de vampiros, dirigida al público adolescente, ha tenido tanto éxito y efecto, que no son pocos los que ofrecen dar inmortalidad a los crédulos si se dejan morder el cuello. Otros se vuelven obsesionados con idea de suicidarse. Y también hay muchos perturbados por las noches con diversas manifestaciones paranormales; apariciones, duendes, fantasmas, sombras, vampiros, entre otros. El denominador común de este género es transmitir miedo y terror; impresionar las mentes de las personas y dejarlas completamente influenciadas.


. De donde viene el temor y el miedo

El origen del miedo se introduce en la humanidad con la caída de nuestros primeros padres, en el Edén, después que desobedecieron a Dios. Leemos según Génesis; “Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí”. (Génesis 3:9-11). A partir de allí, el diablo ha explotado esta debilidad en el ser humano y se ha convertido en un “inventor de males”, para aterrorizar al ser humano. ¿Quién no ha experimentado cuando niño el “terror nocturno” y ha tenido miedo a la oscuridad? ¿Tal vez, a un temor desconocido?


. Fuente de valor contra los miedos

Leemos en la palabra de Dios: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento”. (Salmo 23:5). ¡Qué escape, qué liberación y qué dosis concentrada de valor encontramos en sus promesas! Es una bendición aprender de ella y conocer a Dios y sus cuidados hacia nosotros. Descubrimos en ella que: “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación”. (Santiago 1:17).

Como vemos, el miedo no viene de Dios; es el diablo que nos infunde miedo y temor y encuentra eco en los débiles. Se puede vencer el miedo y todos nuestros temores, buscando socorro en Dios. El salmista dice: “Busqué a Jehová, y él me oyó, Y me libró de todos mis temores”. (Salmo 34:4).


Los Evangelios nos relatan que los discípulos pasa- ron por la experiencia del “terror nocturno”. Leemos: “Viéndole ellos andar sobre el mar, pensaron que era un fantasma, y gritaron; porque todos le veían, y se turbaron. Pero en seguida habló con ellos, y les dijo: "¡Tened ánimo; yo soy, no temáis! Y subió a ellos en la barca, y se calmó el viento; y ellos se asombraron en gran manera, y se maravillaban”. (S. Marcos 6:49-51).

El Señor Jesucristo calmó el amedrentador escenario del mar embravecido y dio paz a los espíritus: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis! ¡Qué maravilla!


. Terror nocturno

El terremoto de Chile a las 03:34:08 de la madrugada del sábado 27 de febrero de 2010 alcanzó una magnitud de 8,8 en la escala sismológica de Richter. El sismo tuvo una duración de 3 minutos 25 segundos, al menos en Santiago, y en algunas zonas llegando a los 6 minutos. El temblor sorpresivo en medio de la noche originó un terror nocturno y sembró el pánico al menos en 10 millones de personas. Muchos creímos que había llegado el fin del mundo. Con mi familia en forma autómata y conducidos por el temor, de pronto sin saber cómo habíamos bajado a la planta baja y nos encontrábamos en medio del patio abrazados, musitando diversas oraciones y esperando el desenlace del drama. Fue interminable, con características similares a las que describe la Biblia cuando llegue el fin: “Y un gran temblor de tierra, un terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra”. (Apocalipsis 16:18). También allí estuvo el Señor a nuestro lado, y en nuestros labios sus poderosas promesas de protección, dándonos valor para afrontar un terremoto catalogado como uno de los cinco más violentos que ha registrado la sismología.

. Identificando nuestros temores

La psicología moderna ha concluido que en la mente humana hay al menos seis grandes temores que están alojados allí y muchas veces ni sabemos que viven dentro de nosotros, pero Dios lo sabe todo y por eso en su Palabra hay más de cincuenta promesas poderosas para esos temores e inseguridades.


1. Temor a la pobreza;

2. Temor a la crítica;

3. Temor a la enfermedad;

4. Temor a la pérdida de un ser querido;

5. Temor a la vejez;

6. Temor a la muerte.


El Señor nos anima con su promesa cuando nos acose el temor. Su protección y seguridad cubre todas estas áreas y seguramente muchas más, que están anidadas en lo profundo de nuestro ser. Leamos: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” (Isaías 41:10).


Hoy ¿A qué le tienes miedo? ¿Cuáles son tus temores e inseguridades? ¿A qué tememos?

Preguntando a algunos, tenemos variadas respuestas y entre otros: al dentista, al jefe, a una enfermedad larga y dolorosa, enfrentar un divorcio, la ancianidad y la soledad. Para otros, estos miedos pueden ser: la bancarrota, un accidente, la seguridad de sus hijos, hambre, la cárcel, persecución, la muerte, el tormento eterno de un fuego inextinguible por toda la eternidad, ¿una molestia satánica? ¿A un nuevo terremoto y Tsunami combinados? Y la lista es larga.

El Señor Jesucristo le dice a usted hoy mismo y a todo el que quiera escuchar su voz: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (S. Juan 14:27).


Ten FE, en el pacto de protección del Salmo 91, y sacúdase del síndrome del “terror nocturno”, atesorando en tu corazón sus promesas.

Si persiste ese temor, recuerda, la Biblia dice: “Cuando te acuestes, no tendrás temor, Sino que te acostarás, y tu sueño será grato. No tendrás temor de pavor repentino,” (Proverbios 3:24,25).

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