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  • Foto del escritorF. E. Lizana A.

Un DÍA después

“Ciertamente con tus ojos mirarás y verás la recompensa de los impíos” (Salmo 91:8).

La historia bíblica registra que en la antigüedad existió “Un día des- pués” cuando la ciudad de Jerusalén, es liberada del asedio del rey asirio Senaquerib con la intención de destruirla con todos sus habitantes dentro de sus murallas. Afligido el rey Ezequías y el pueblo invocaron al Señor para que les librase. Léase 2do. Reyes 19:15- 34, y comprobamos como Dios contestó la oración de fe, cuando dice; “Y aconteció que aquella misma noche salió el ángel de Jehová, y mató en el campamento de los asirios a ciento ochenta y cinco mil; y cuando se levantaron por la mañana, he aquí que todo era cuerpos de muertos”. (2do. Reyes 19:35). Es asombroso lo que puede hacer solo un ángel del Señor, para cumplir su voluntad en favor de su pue blo.


“El día después” según la comunidad internacional


La película “El día después de mañana” nos muestra desastres provocados por el cambio climático que está produciendo el calentamiento global del planeta. Millones de personas vieron la película y se preguntaron: ¿Qué tan real es este problema? Por des- gracia es real y la comunidad científica sigue creyendo que vamos en esa dirección, aunque como siempre existen los incrédulos, que dicen que no sucederá una emergencia mundial, sin embargo en las páginas de la Santa Biblia, Dios nos advierte que habrá “Un día después del juicio” y será cuando Dios intervendrá en los asuntos humanos y que será totalmente distinto al que anuncia la comunidad internacional, porque finalmente Dios hará el viaje al planeta para poner orden en su propiedad, léase Salmo 24:1 , y terminar con un sistema injusto ; “Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras y que has de venir, porque has tomado tu gran poder, y has reinado. Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra”. (Apocalipsis 11:17-18).

De tal manera que, están anunciadas dos finales para terminar con historia de nuestro planeta tierra ¿Cual preferimos que ocurra? ¿Cómo sobreviviremos al colapso mundial? ¿Qué podemos hacer para evitar el desastre? La diferencia está en el final de lo final. Lo que ofrece la investigación científica y tecnología moderna, no nos da ninguna salida, de esperanza de vida más allá del desastre irracional y devastador inmisericorde que está provocando el hombre, de- jando en la angustia y temor a la comunidad mundial.


. El día después según la Biblia


Dios nos advierte de un final divino que aunque puede ser no menos amenazante, pero es una decisión llena de sabiduría y amor para cambiar el curso fatal del planeta y sus habitantes, aunque eso signifique una cirugía extraña. Al comentar el final de Dios, revela que tiene dos fases; un final destructor pero que pasado aquel, viene un final feliz, lleno de esperanza para aquellos que esperan en Dios como su Salvador.


Lo que la Biblia revela, sobre “El día después”. Miré a la tierra, y he aquí que estaba asolada y vacía; y a los cielos, y no había en ellos luz. Miré a los montes, y he aquí que temblaban, y todos los collados fueron destruidos. Miré, y no había hombre, y todas las aves del cielo se habían ido. Miré, y he aquí el campo fértil era un desierto, y todas sus ciudades eran asoladas delante de Jehová, delante del ardor de su ira. Porque así dijo Jehová: Toda la tierra será asolada; pero no la destruiré del todo”. (Jeremías 4:24-28).

. Primera fase: La destrucción total


El “día después “bíblico se iniciara con el regreso del Salvador del mundo en acto de retribución a cada uno de los moradores de la tierra; “Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras…..el Hijo del Hombre cuando venga en su gloria, y en la del Padre, y de los santos ángeles” ( S. Mateo 16:27; S. Lucas 9:26).


Esta es una buena noticia, para todos los que padecen los diversos males de una sociedad decadente y, de todos aquellos que han sufrido injusticias. A través del tiempo millares han rechazado la gracia de un Dios amante, su misericordia y amor. Otros tantos en su furor de guerra han perseguidos, torturados, y dado muerte impunemente a los hijos de Dios. Miles y miles de siervos del altísimo bajaron al descanso injustamente en la oscuridad de las cárceles y mazmorras, con sus nombres manchados por las calumnias e infamia y que para el Dios del cielo, todo acto diabólico quedó registrado con exactitud angelical, la falsedad de tales verdugos, hasta el día del ajuste de cuentas y se revele el carácter santo de sus mártires. La promesa para ellos fue; “Pues de aquí a poco no existirá el malo; Observarás su lugar, y no estará allí. Pero los mansos heredarán la tierra, Y se recrearán con abundancia de paz”. (Salmo 37:10,11)

Los acontecimientos se desencadenarán uno tras otro provocando la hecatombe mundial. Diferentes profetas santos hombres de Dios, han anticipado con detalles este gran evento.

. El día de Dios


Escuchemos la voz de Dios:

“Cercano está el día grande de Jehová, cercano y muy próximo; es amarga la voz del día de Jehová; gritará allí el valiente. Día de ira aquel día, día de angustia y de aprieto, día de alboroto y de asola- miento, día de tiniebla y de oscuridad, día de nublado y de entenebre cimiento, día de trompeta y de algazara sobre las ciudades fortificadas, y sobre las altas torres. Y atribularé a los hombres, y andarán como ciegos, porque pecaron contra Jehová; y la sangre de ellos será derramada como polvo, y su carne como estiércol. Ni su plata ni su oro podrá librarlos en el día de la ira de Jehová, pues toda la tierra será consumida con el fuego de su celo; porque ciertamente destrucción apresurada hará de todos los habitantes de la tierra”. (Sofonías 1:14-18).


. La razón del inminente fin


“He aquí que Jehová vacía la tierra y la desnuda, y trastorna su faz, y hace esparcir a sus moradores (…) La tierra será enteramente vaciada, y completamente saqueada; porque Jehová ha pronunciado esta palabra. Se destruyó, cayó la tierra; enfermó, cayó el mundo; enfermaron los altos pueblos de la tierra. Y la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto sempiterno. Por esta causa la maldición consumió la tierra, y sus moradores fueron asolados; por esta causa fueron consumidos los habitantes de la tierra, y disminuyeron los hombres”. (Isaías 24:1,3-6)

. Las señales del fin que viene


“Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto; y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre; y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento. Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla; y todo monte y toda isla se removieron de su lugar. Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?” (Apocalipsis ( 6: 12-17); vi a un ángel que estaba en pie en el sol, y clamó a gran voz, diciendo a todas las aves que vuelan en medio del cielo: Venid, y congregaos a la gran cena de Dios, para que comáis carnes de reyes y de capitanes, y carnes de fuertes, carnes de caballos y de sus jinetes, y carnes de todos, libres y esclavos, pequeños y grandes “ (Apocalipsis 19:17,18).


. Segunda fase: La restauración final y perfecta


Es posible que al leer estos pasajes bíblicos los considere que son demasiados extremos y chocantes para su sensibilidad social y, dirá que nada tiene que ver con un Dios misericordioso y que por ello mismo quede usted confundido y además aterrado. No es el propósito de este capítulo, ni la revelación divina, sino solamente orientarlo a considerar la voluntad de Dios en la Santa Biblia, y que debemos conocerlas y al contextualizarlas veremos con nitidez que después del fin hay una esperanza real. Hay un refrán que recordaremos; “Dios escribe derecho con caracteres curvilíneos”. Ésta extraña obra de Dios, es necesaria para que se concrete la esperanza de un mundo mejor. Tiene por sentido terminar con el actual sistema de cosas que denomina la Biblia, “los rudimentos de éste mundo “para dar paso a un nuevo orden mundial, no aquel que el hombre propone, sino según Dios. La salvación de las naciones, “¡donde morará la justicia!” Léase 2 Pedro 3:13.


Mi apreciado lector te invito a que juntos repasemos un pasaje más del colapso mundial: “Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama. Más a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y sal- taréis como becerros de la manada. Hollaréis a los malos, los cuales serán ceniza bajo las plantas de vues tros pies, en el día en que yo actúe, ha dicho Jehová de los ejércitos”. (Malaquías 4:1-3).


Finalmente nadie escapará del juicio de Dios, aunque usted pudo haber tenido la sensación que nada se podía hacer ante las circunstancias adversas; cuando se perseguía la libertad de conciencia, se vulneraban los derechos inalienables de los seres humanos y se daba muerte al inocente. Se pisoteaba la verdad y se traspasaban los mandamientos de Dios. Te invito a respirar profundamente sobre esta declaración categórica de que Dios no le fallará a su pueblo; Vi yo al impío sumamente enaltecido, Y que se extendía como laurel verde. Pero él pasó, y he aquí ya no estaba; Lo busqué, y no fue hallado”. (Salmo 37:35-36), ¿Y por qué? He aquí una promesa maravillosa de respuesta; “Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jeru- salén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron”. (Apocalipsis 21:1-4).

Y terminaremos este capítulo con esta declaración triunfante del amor de Dios; “El conflicto ha terminado. Ya no hay más pecado ni pecadores. Todo el Universo esta purificado. La misma pulsación de armonía y de gozo late en toda la creación. De Aquel que todo lo creó manan vida, luz y contentamiento por toda la extensión del espacio infinito. Desde el átomo más imperceptible hasta el mundo más vasto, todas las cosas animadas e inanimadas, declaran en su belleza sin mácula y en júbilo perfecto, que Dios es amor”

(Elena de White CS. Pg. 735-737).

. Dios espera pacientemente un cambio nuestro


El tiempo se agota rápidamente, no hay fecha exacta, pero las condiciones están dadas por las señales del tiempo actual para que ocurra dicho acontecimiento en nuestros días. Dios en su inconmensurable amor quiere que a tiempo paremos donde nos encontramos y reflexionemos sobre el futuro próximo y des- cubriremos su búsqueda inagotable por nosotros y su voz dramática invitándonos a la salvación. Recordemos; “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. Pero el día del Señor vendrá“(2da. Pedro 3:9,10).


Apreciado lector, no importa cuán lejos te encuentres hoy del Señor, ni cuán profunda sea la brecha que hay entre tú y Dios. Recuerda, nada es imposible para Dios. ¡Puedes pedir a Dios que te salve de tus pecados y de injusticia y decidir ser una nueva persona por la GRACIA de Jesús!


Leamos la siguiente invitación que nos hace Dios hoy, en estos días de incertidumbre, antes que ocurra el “día después”...; “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro,” (He- breos 4:16).


¿Aceptarás la invitación? El Salvador espera…

¡Tú decides!

Te animo a seguir conociendo más de Dios y su voluntad en los próximos fascinantes capítulos.








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