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  • Foto del escritorF. E. Lizana A.

Jehová es mi ESPERANZA


“Porque he puesto a Jehová, que es mi esperanza, al Altísimo por tu habitación” (Salmo 91:9).

El 17 de marzo del año 2009, El papa Benedicto XVI, viajo a África y en el avión iba también corresponsales de casi todas las cadenas de comunicaciones más importantes del mundo y allí mismo en el avión el papa dio una conferencia. La última pregunta que se le hizo le correspondió a la periodista de CNN Chile, y preguntó “Su Santidad, ¿qué esperanza hay para África ?. ¿Qué mensaje de esperanza cree Usted que le dará...?. El papa contestó más o menos así: “La esperanza de que las cosas cambiaran, que estamos llevando esperanza, que en el continente habrá mejores gobiernos y mejores leyes y más ayuda de todo el mundo para este continente y más solidaridad, esperanza de apoyo y fortalecimiento de la familia”...

Para algunos nos quedó la sensación que no dijo todo lo que había que decir. Tal vez lo que habríamos deseado escuchar, en consonancia con su investidura. No recordó lo más importante y no mencionó la esperanza de las gentes, la esperanza de los conti- nentes, la esperanza de un mundo que está doliente y perdido en la miseria humana, la esperanza de los siglos; el personaje universal e intergaláctico: ¡el Señor Jesucristo! ¿La verdad? Es que olvidó esta declaración clave. ¿Porque es importante está concepción del mensaje? Porque a menudo escuchamos lo desorientada que está la gente, y es responsabilidad de los medios de comunicación y con mayor razón los que detentan los pulpitos poderosos, para precisar y suplir la necesidad real y final de las personas.


Compartiré una anécdota: Con mi compañero después de un intenso día de sol y aire seco, hicimos un alto al lado del camino, al pie del cerro, mirábamos la quebrada, y las bellas lomas suaves del terreno totalmente plantadas de fructíferos parronales con uva de mesa. Antes de llegar allí en el camino habíamos conversado sobre el resultado del fútbol y de su equipo favorito. Al ver el entusiasmo y loas a su equipo, le pregunté “¿Qué significa para ti ser hincha de ese equipo?”, me respondió; “¡es todo!, si no existiera, ¡no sé qué sería de mi vida!”. Hubo un breve silencio de mi parte y para mí fue su- ficiente comprender el grado de compromiso con esa camiseta. No hice comentarios sobre el asunto y retomamos la conversación sobre nuestro trabajo. Pero por supuesto no me pareció extraño y por ello no lo juzgué en absoluto, simplemente que creo que así como él , hay millones de personas que de una u otra forma, están tan aferrados a los ídolos que han creado los medios de comunicación y han aceptado sin darse cuenta, y que le es difícil, mirar la existencia de sus vidas, si no es a través de estos sutiles dioses que se entronizan en el corazón humano y encaminan a dichas personas lejos del Creador, y por lo mismo que el mensaje del líder tiene que ser un toque de trompeta certero, que llame la atención de la gente ,hacia la verdadera realidad de los tiempos y que de no hacerse , finalmente el resultado inevitablemente será, seguir los desvarío de un corazón díscolo y descarriado sin la esperanza de los cambios tanto espe- rados.


. Una inspiración ideal


Me gustaría preguntar a quien lee estas páginas, ¿Hoy, que es lo más importante en tu vida? ¿Dónde está puesta tu esperanza, tu felicidad, tu realización, tu éxito, tu devoción, tu pasión, tu refugio, tu protec- ción, tu fe, tu amor, ¿dónde, donde?


Hace años descubrí un párrafo en el libro el camino a Cristo pág.43 de la autora Elena de White, que escribió; “¿Quién posee nuestro corazón? ¿Con quién están nuestros pensamientos? ¿De quién nos gusta hablar? ¿Para quién son nuestros más ardientes afectos y

nuestras mejores energías? Si somos de Cristo, nuestros pensamientos están con él y nuestros más gratos pensamientos son para él. Todo lo que tenemos y somos lo hemos consagrado a él”.


Me enamoré de esa realidad que disfrutan algunas personas.


. Nuestra esperanza


El consuelo para los días difíciles, de expectativas inciertas y cargados de temor, y que según la lectura del día a día todo lo que amamos está amenazado, lo encontramos en el mensaje de la Escritura.


Para el que está atribulado por el remordimiento y es esclavo de una conciencia culpable; “Él (Jehová) es quien perdona todas tus iniquidades,”. (Salmo 103:3). Para el que esta postrado enfermo por un cáncer terminal, una enfermedad infecciosa, una patología sin cura; “Él (Jehová) que sana todas tus dolencias;”(Salmo 103:4). El que está esperando enfrentar una muerte decretada; “Él (Jehová) que rescata del hoyo tu vida,” (Salmo 103:5). Para quién espera re- conocimiento y honra; “Él (Jehová) que te corona de favores y misericordias; “(Salmo 103:5). Y él que sufre hambre y padece necesidades; “Él (Jehová) que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila” (Salmo 103:6). Para él que tiene sed de justicia; “Jehová es el que hace justicia Y derecho a todos los que padecen violencia”. (Salmo 103:7).


La esperanza de los hijos de Dios, la encontramos en las Sagradas Escrituras. Esperanza encontramos en la promesa que hizo el Señor Jesucristo a sus discípulos y que por la fe, es también nuestra ESPERANZA; “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”. (S. Juan 14:1-3).


Sí, la ESPERANZA de los siglos de parte de nuestro Dios, es el evento del regreso del Señor Jesucristo a esta tierra. Dios revelándose cara a cara con la humanidad; “Entonces aparecerá la señal del Hoy del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro”. (S. Mateo 24:30,31).


¿Hoy tienes una esperanza? ¿Cuál es tu esperanza?

¿En quién tienes puesta tu esperanza? No tenemos nada que temer al futuro, ni en la hora del temor y la angustia y aún más allá de nuestros más carísimos afectos en esta Tierra, si confiesas; “Porque he puesto a Jehová, que es mi esperanza(Salmo 91:10).


Esperanza bendita, impulso del Espíritu,

Insignia de mi celeste hogar.

Clama por calles y avenidas con ímpetu,

Bella Esperanza que todos los pueblos puedan mirar.

Impacto en el mundo y millones de voces cual clarín,

Cabalga Cristo en las nubes invicto y se anuncia el fin.

Esperanza en estos días finales,

Para todos los que estamos en el cadalso.

La esperanza que brilla en medio de maduros trigales,

Antes que caiga sobre todos la ruina como lazo.

Esperanza de generaciones esperada,

También de multitudes que a mi Señor ignoraba.


Esperanza alegre, una buena noticia,

Que todos deben conocer y escuchar.

Tronara con la autoridad de la justicia,

Deleites de los santos aquél nombre corear.

Esperanza en Él, tiene todo aliento,

Prepararse porque ha llegado el momento.


Esperanza para ti,

Promesa para no temer.

La palabra que sostuvo a David,

El mandamiento de José.

La promesa de Jesús,

Para inundar tu vida de luz.


Te invito a prepararte y esperar el cumplimiento de la Esperanza de Todas las Gentes; “aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo,” (Tito 2:13).


No terminan acá las consoladoras promesas de Dios. Continuemos explorando juntos la revelación de Dios, por medio de los versículos del Salmo 91.




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