Al mediodía de esa primavera,
Escuche lo bello que el mundo era.
Jardines de mariposas de coloridas danzas,
Era un noble pacto sellado con alabanzas.
Éramos dos almas movidas por un mismo espíritu,
Jugábamos y soñábamos con viajar a los planetas.
Nuestro amor era puro y transparente de virtud,
Era nuestro hogar de césped y flores sin almenas.
En la noche un gemido de luna triste,
Cayó la flor, caídos fuimos en tentación.
Sentí vergüenza, nos sobrecogió el temor,
Pregunté ¿ dónde estás tú, si existes?.
La tristeza rego de lágrimas mi camino,
De tanto contar la historia del engañador y el vencido.
Perdí tu rostro angelical sentí tu voz de metal,
Viví la soledad, dormí con el corazón herido.
Pasará el dolor, volverá el amor y, la vida en un instante,
Brillará el sol, abrirá la flor, veré abierto el cielo radiante.
No existirá el temor ni nunca más rencor, seremos felices,
No habrá dolor, volverá el amor, ¡quiera Dios!, será como antes.
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