Vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más.
Apocalipsis 21:1
Hoy el mundo busca respuestas y soluciones inmediatas a los males que aquejan al planeta. Las naciones tienen puestos los ojos en los gobernantes y líderes del momento, para saber que harán, “desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra” (S. Luc. 21:26). Entre otros están: Donald Trump, presidente de EE.UU.; Vladimir Putin, presidente de la federación rusa; Xi Jinping, presidente de la Rep. Popular China; Kim Jong-Un, líder del estado nuclear de Corea del norte; Jorge Mario Bergoglio, el papa Francisco, con sede en el Vaticano. ¿Podrán evitar la crisis que se avecina?
El Espíritu de profecía nos entrega un diagnóstico: “El momento actual es de interés abrumador para todos los que viven. Los gobernantes y los estadistas, los hombres que ocupan puestos de confianza y autoridad, tienen la atención fija en los acontecimientos que se producen en derredor nuestro. Observen las relaciones que existen entre las naciones, la intensidad que se apodera de todo elemento terrenal, y reconozcan que algo grande y decisivo esta por acontecer, que el mundo se encuentra en vísperas de una crisis espectacular (…) Las calamidades en tierra y mar, la inestabilidad social, las amenazas de guerras, como portentosos presagios, anuncian la proximidad de acontecimientos de la mayor gravedad. Las agencias del mal se coligan y acrecen sus fuerzas para la gran crisis final” (PR. 394; 3 JT 280, citas en EUD. Pág. 11).
La mano de Dios nos guía a una salida, que está más allá de la crisis final, hacia un nuevo orden mundial (NOM), no según los líderes del mundo, sino Dios. Para que eso ocurra, debe cumplirse la voluntad y promesa de Cristo. El apóstol dice: “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. El día del Señor vendrá como ladrón en la noche (…) Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia “(2 Ped.3:9, 10, 13).
Muchas maravillas existirán en la Tierra Nueva, en el “NOM” de Dios. Aquí algunas, leamos atentamente:
.“Cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más (...) Dios mismo estará con ellos como su Dios y enjugará toda lágrima de los ojos de ellos, ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor...” (Apoc.21:1, 3-5).
. “Edificarán casas, y morarán en ellas, plantarán viñas y comerán el fruto de ellas. No edificarán para que otro habite, ni plantarán para que otro coma, porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos. No trabajarán en vano, ni darán a luz para maldición (…). El lobo y el cordero serán apacentados juntos, y el león comerá paja como el buey... y martillarán sus espadas para azadones, y sus lanzas para hoces, no alzará espada nación contra nación, ni se ensayarán más para la guerra. Y se sentará cada uno debajo de su vid y de su higuera, y no habrá quien los amedrente, porque la boca de Jehová de los ejércitos lo ha hablado” (Isa. 65:21-24; Miq.4:3, 4).
. “Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo hago permanecerán delante de mí, dice Jehová, así permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre. Y de mes en mes, y de día de reposo en día de reposo, vendrán todos a adorar delante de mí, dice Jehová” (Isa. 66: 22, 23).
¡Esta es nuestra ESPERANZA! Digamos con fuerza al mundo: ¡Sí, ven, Señor Jesús! (Apoc.22:21).
En esta hora incierta, en que lo mas cierto es un futuro incierto. Te invito a creer en Dios y tener FE en la certidumbre de sus PROMESAS.
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