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  • Foto del escritorF. E. Lizana A.

ABRE TU PUERTA

He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.

-Apocalipsis 3:20-



En el mensaje a la Iglesia de Filadelfia, la sexta de la serie de siete, revela hechos en el cielo previos al tiempo del fin. Jesús se presenta como, “el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre” (Apoc.3:7).

A la Iglesia de la Laodicea que corresponde al período de 1844 hasta el regreso de Jesús. Dice; “si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo” (Apoc.3:20).


Para estas estas dos últimas Iglesias ; Filadelfia y Laodicea, Apocalipsis revela dos puertas: Una PUERTA abierta en el cielo y otra cerrada en la tierra. Hoy en los postreros días Jesús, quiere abiertas todas las puertas a la salvación. No quiere que nadie se pierda, sino que todos procedan al arrepentimiento. (2 Ped.3:9). La puerta del corazón de su Iglesia del fin, permanece cerrada por dentro creyendo que no tiene necesidad de ninguna cosa, respirando suficiencia propia (Apoc.3:17). Jesús, nos ofrece su mercadería celestial, que cambiará nuestra condición de tibieza y orgullo. ¡Arrullo de perdición! Todos los dones de Cristo para su Iglesia son instrumentos para alcanzar la victoria. ¡Ser vencedores en Cristo Jesús! (Apoc.2:7, 11, 17, 26; 3:5, 12, 21).


Jesús tiene la llave de David, y detenta el poder de abrir todas las puertas, sin embargo, no fuerza la voluntad de su Iglesia, esperando que voluntariamente abra el corazón a su GRACIA y salvación. Apela al buen uso del poder que nos entregó como seres inteligentes, de usar sabiamente nuestro libre albedrío. Espera pacientemente al lado de afuera, hasta que alguien oiga su amante llamado y abra (Apoc.3:20). ¿Cómo responderemos hoy?


En aquel día de la redención, por orden de Jesús, se abrirán las puertas de la ciudad celestial, morada de los salvados: “Abrid las puertas, y entrará la gente justa, guardadora de verdades” (Isa. 26:2; Apoc.22:14). Y también por su palabra las puertas de la Nueva Jerusalén, ¡Nunca más se cerrarán! (Apoc.21:25).


Mi apreciado, ¿quieres hoy, abrir la puerta de tu corazón a JESUS? Él espera por ti. No postergues más al SALVADOR, “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:16).


Dios te bendiga.


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